Page 2 - Simón Bolívar Preview

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P
alomo Blanco trepaba con dificultad por
la pendiente lodosa, tratando de no resbalar.
Sabía que su amo, a quien llevaba a cuestas,
dependía de su habilidad para continuar
abriendo el camino por donde seguirían los
otros caballos con sus jinetes y los soldados
que marchaban a pie. Delante de él iba
Nevado, alertando con sus ladridos cuando
el suelo casi desaparecía al filo del barranco
que ojos humanos no podían distinguir por la
niebla. Entonces, los hombres desmontaban
y continuaban a pie, apegados a la montaña.
Todos, menos el amo de Palomo Blanco, que
confiaba en él a ojos cerrados.