SANTILLANA USA - Si, somos latinos

[48] les cobraban menos impuestos que los cristianos. Después de la conquista de Granada, los monarcas católicos temían que los judíos ayudaran a los moros a recuperar la ciudad. Terminaron por ordenarles a todos los judíos de la península que se convirtieran al catolicismo o, de lo contrario, serían expulsados. Hubo judíos que estuvieron dispuestos a hacerlo: para ellos, la religión era una cuestión de tradición y cultura más que de fe. Algunos de ellos y sus descendientes abrazaron la nueva fe con tanto fervor que llegaron a ser monjas y sa­ cerdotes. Uno de los santos más importantes de la Iglesia católica, la poetisa y mística santa Teresa de Ávila, era des­ cendiente de conversos. Para otros judíos, la idea de dejar su tierra natal era de­ masiado dolorosa, pero no estaban dispuestos a renunciar a sus creencias. Decidieron mantenerlas en secreto: aunque en público aceptaron el bautismo y asistían a las misas católicas, en su corazón y en la intimidad de su hogar, continuaban fieles a la fe judía. Aquellos judíos para quienes su religión era el centro de su esencia, se negaron a convertirse. Tomaron la penosa decisión de abandonar su patria, su hogar y todas sus posesiones.

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