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IX
O
tra
vez en el coche de la policía vuelven al centro de la ciu
dad. Ahora se presenta ante el público la última candidata
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a reina
de las fiestas.
–Mira qué traje más maravilloso –dice Candelaria–. Le ha cos
tado más de seis mil euros. Muchas familias se pasan cinco meses
trabajando para poder tener un traje de Carnaval así de bonito.
–Ahora entiendo que cueste tanto dinero.
–Y con tanta tela pesa muchísimo. A veces llevan un aparato para
mover la cola del traje.
–Qué interesante. Mi empresa podría abrir un negocio de apara
tos para trajes de Carnaval.
–No te rías de nosotros. El traje de las candidatas a reina es lo
más importante que hay para ellas, el sueño de su vida.
–¿Y para qué sirve?
–Para nada. Para llevarlo una semana. Cuando pasen las fiestas,
todo el mundo volverá a su vida normal. Una vida gris, como la
tuya y la mía.
–Nuestra vida no es gris, Candela. Ya no será gris.
–Es muy bonito eso que dices.
Otro beso.
–Voy a seguir diciendo cosas bonitas para que me des más besos.