Page 36 - Carnaval en Canarias

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Carnaval en Canarias
–Vuelva por aquí. Todavía no se han acabado las sorpresas para
usted.
–¿Más sorpresas?
–Sí, pero no se asuste. Nuestro alcalde quiere comprar nuevas
grúas. Usted puede venir a presentar las que fabrica su empresa.
–¡Estupendo! No me lo puedo creer, al final todo está saliendo
bien. Esta isla es maravillosa.
Media hora más tarde, Teodoro se encuentra en el autobús que
va al aeropuerto. Candelaria le dice adiós con la mano.
El autobús empieza a andar. Atrás se quedan Candelaria, el alcal­
de, los policías, y todo el pueblo, que seguirá bailando varios días
sin descanso. Teodoro está cansadísimo. Tiene mucho sueño. Antes
de quedarse dormido, ve una película sobre los parques naturales de
las islas Canarias:
–«Tenerife es luz y color..., una joya que nos sorprende en todo
momento...»
Teodoro cierra los ojos. Piensa en Candelaria vestida de payaso.
Piensa en que pronto la verá de nuevo. ¿Cómo será sin su disfraz de
payaso? Comienza a imaginarla y se queda dormido.
–¡Eh, señor! –lo despierta la voz del vecino de asiento–, despier­
te. Estamos en el aeropuerto de Tenerife. Va a perder el avión.
Abre un ojo y ve el mar. Abre otro ojo y ve la arena del desierto.
Se mete las manos en los bolsillos y se pone a cantar. No se acuerda
de que lleva la cara pintada. La gente lo mira. Él es feliz, tan feliz
como el sol que brilla en la entrada del aeropuerto.