SANTILLANA USA - El coyote tonto
12 Los fue juntando, con toda paciencia, hasta que estuvo segura de que los tenía todos. Entonces los molió en un metate, finito fini- to, y como estaba llorando, sus lágrimas se mez- claron con el polvo de los huesos. Con esa masa la abuela hizo muchas bolitas y las guardó en una olla. Luego la tapó, la dejó sobre las cenizas del brasero y, como estaba muy cansada, se fue a llorar a su cama. En la madrugada, la abuela escuchó que alre- dedor de la casa había muchos coyotes que esta- ban aullando. La vieja corrió a la cocina, destapó la olla y vio que no quedaba dentro ninguna bo- lita de lágrimas y huesos. En cambio, una enor- me manada de coyotes se había dispersado por la Tierra.
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