SANTILLANA USA - Emiliano Zapata, un soñador con bigotes

15 Tanto me gustaban que no me importaba que- marme las manos, los brazos y las piernas con esa sustancia lechosa que les sale al cortarlos y que pica como si un regimiento de moscos te hubiera atacado, so- bre todo si te rascas. Pero tanto me divertía encaramar- me en una rama a comer y comer que un día me empaché (no sé bien cómo explicar este verbo, la cuestión es que vomitaba y vomitaba y sólo me curé cuando una señora me sobó la espalda y me alivió el empacho). Todo lo anterior viene a cuento porque Emiliano como que se “empachó” de ver cómo toda la gente que lo rodeaba se pasaba un día tras otro trabaje y trabaje, con las manos callosas y la piel tostada por el sol, para no conseguir más que la comida del día, si bien les iba. Yo pienso que por eso le nació ese lema de que “La tie- rra es de quien la trabaja”. Emiliano no pedía demasiado, tierra de donde sacar la comida y libertad para hacer con su vida lo que él quisiera y no lo que dijera el patrón. Pequeña explicación Antes de continuar, es necesario explicar lo que es un oráculo. El oráculo era una práctica que las personas de tiem- pos remotos realizaban; creían que se trataba de la voz de sus dioses que les aconsejaban. Podía tratarse de una piedra, un edificio, una estatua o una persona. El caso es

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