SANTILLANA USA - Emiliano Zapata, un soñador con bigotes

18 Los anenecuilenses eran gente muy lista, así que op- taron por elegir a los más sabios de entre ellos para que los representaran en sus peticiones ante el gobierno: los ancianos. A veces se cree que la inteligencia es cuestión de calendarios: pasa alguien de los 70 y pareciera que se vuelve torpe; no tenemos aún 18 y lo mismo. Pero no es así. En el caso de los anenecuilenses esto no sucedía, ellos sí supieron darle a los ancianos esa calidad, si no de sabios, al menos de personas de mucha visión. Así como los viajes ilustran, los ojos que han visto tanto tienden a abrirse para ver más allá de lo que hay por encima. El Consejo de Ancianos de Anenecuilco, por el año de 1906, organizó, junto con el Consejo de otro pueblo lla- mado Villa de Ayala, un Comité que fuera a hablar con el gobernador del estado de Morelos, para que convenciera a los dueños de la Hacienda del Hospital de devolver a sus verdaderos dueños las tierras que antes les habían quitado. Oficios con seis copias fueron, matasellos de colo- res vinieron, juntas y más juntas sucedieron y no ocu- rrió nada, como quien dice, nomás les dieron atole con el dedo. Entre todos los ancianos del Comité había un solo jo- ven armando mucho alboroto. ¿Adivinan de quién se tra- taba?, claro, de Emiliano, quien por esas fechas andaba

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