SANTILLANA USA - Hay palabras que los peces no entienden
16 —¿Entre Arjona y el silencio? —¡El silencio! —¿Entre un perro y un gato? —Un perro, claro. Francisca se quedaba pensando y luego añadía: —Pero no cualquier perro, tiene que ser uno grande, no me gustan los de raza pantufla. —Y tampoco los sofisticados, como aquellos que de ben ir a la peluquería dos veces por mes —decía él—, ¿te has fijado en la cantidad de perros que van por la calle mejor peinados que sus dueños? —¡Y más limpios! Hay perros que se lavan el pelo y se cepillan los dientes con más frecuencia que sus amos, ¿te he contado de mi profesor de Educación Física? Tiene aliento de dragón, cada vez que abre la boca se marchi tan todas las flores del colegio; si existiera una elección de Mr. Tufo, de seguro ganaría el primer lugar. Él está convencido de que seré una gran atleta, pero no se da cuenta de que cada vez que lo veo llegar, corro con todas mis fuerzas para que su aliento de bomba molotov no me alcance. —Yo prefiero los perros grandes, con patas gordas y con buen aliento. —A mí la raza me da lo mismo y las patas también —aseguraba Francisca—, lo importante es que el perro tenga cola. Los perros sólo saben decir que están felices o lo mucho que te quieren con la cola. Cuando veo uno
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