Caramelo 2 Sample Unit

19 C l u b d e c u e n t o Cuento Cuento Club de Caramelo 2 © Educactiva S. A. S. Prohibida su reproducción total o parcial. Todos los derechos reservados. 2 1 *Los cuentos que componen esta cartilla, cuya autoría corresponde a Ximena Mendoza Seyffarth, están protegidos por Derecho de autor. El primer día de clases de Caramelo Por fin llegó el día del gran acontecimiento. Caramelo se levantó de un brinco apenas sintió que Mamá Coneja lo llamaba con su dulce voz: “Arriba hijito, llegó el día de ir al colegio”. Caramelo estaba muy emocionado porque sabía que el colegio estaba lleno de cosas por aprender y descubrir, pero también se sentía un poquito asustado porque era la primera vez que estaría en un sitio sin su mamá. Papá le había explicado que cada uno tendría sus actividades durante el día, pero en la noche volverían a estar juntos y podrían conversar sobre lo que cada uno había vivido. Cuando llegaron al colegio, Caramelo apretó con mucha fuerza la patica delantera de mamá. En ese momento abrió la puerta la profe Sofía con una enorme sonrisa que dejaba ver sus brillantes dientes; a su lado estaban Martina y José, dos niños que amablemente lo invitaron a entrar. Cuando al mediodía mamá Coneja llegó a recogerlo, Caramelo la recibió con un apretado abrazo y dijo con mucho entusiasmo: “¡Me gustó el colegio mamita!, quiero que llegue pronto mañana para volver a venir”. Caramelo hace un descubrimiento Era un lunes por la mañana, todos los niños estaban entrando al salón y la profe Sofía los esperaba con esa cara que a todos les encanta y que ella pone cuando les tiene alguna sorpresa. Detrás de una tela muy larga había algo escondido y cuando estuvieron juntos formando un círculo, apareció frente a ellos un espejo que dejaba ver la figura completa de quien se parara al frente. —Quiero que hagamos un experimento—, dijo Sofi, —cada uno va a estar un rato frente al espejo y luego nos va a contar lo que vio en él—. Uno por uno, fueron pasando a mirarse en el espejo. Hacían muecas, se reían y cada uno iba descubriendo que no había otro igual a él. Al terminar de mirarse, compartieron lo que habían visto: unos eran más gorditos, otros de pelo rubio, algunos cachetones y otros más, altos y delgados. Esa noche Caramelo se durmió muy contento al saber que era único y especial.

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