Antología de poesía latinoamericana contemporánea

15 No he procedido, en principio, basándome en una noción de equidad. No he querido, por ejemplo, establecer equilibrios de género, ni he forzado el número de poetas mujeres –que, por lo demás, abundan, con obras extraordinarias–; tampoco me siento culpable de no incluir poetas de los países en los cuales la tradición poética es más bien pobre. Algunos nombres valiosos habrá, sin duda, en algunos de ellos, pero con obras que infortu- nadamente resultan mal conocidas y divulgadas aun en sus propios lugares de origen. Que ellos me perdonen. Los resultados, pues, no obedecen a un pensamiento “polí- ticamente correcto”. He procurado releer todos los autores sin prejuicios de ninguna índole, dispuesta a revisar mis antiguos juicios y a mirar su poesía de manera nueva, abierta y sensible. He escogido los poemas más bellos y conmovedores de los poetas que me parecen más atractivos para un público joven y que se inicia en la poesía. No he obrado, tampoco, con criterios acade- micistas: no he tenido en cuenta movimientos, ni generaciones, ni poéticas. Simplemente, he ordenado a los poetas por fecha de nacimiento, sin más. Los resultados, a veces, podrán parecer a algunos curiosos o desproporcionados. Es el caso de Uruguay, donde predominan las voces femeninas de una manera abruma- dora, o el de Colombia, donde, por el contrario, la presencia masculina resulta casi avasallante. Hay una única medida de proporción que ha incidido en mi escogencia: cuando he encontrado países como Perú o Chile o México, con una tradición tan rica y una producción poética tan vigorosa y amplia que la cantidad de buenos poetas es considera- ble, me he visto obligada a limitar el número de mis escogidos, para no correr el riesgo de caer en desproporciones un tanto monstruosas. De resto, es el nivel poético el que marca la di- rectriz.

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