Antología de poesía latinoamericana contemporánea

poesía latinoamericana: un lento repaso 15 sin racionalización que lo escinda: todo es uno, la naturaleza se palpa y se piensa, de forma simultánea. *** Al hablar del periodo entre 1920 y 1955 , el crítico José Olivio Jiménez refirió el paso “de la aventura estetizante de entreguerras hacia esta otra poesía más llana, suelta y natural, vuelta afanosa- mente al quehacer del hombre y su circunstancia”. La primera, la poesía pura, provino de Francia gracias al intelecto que cantó en Mallarmé y luego en PaulValery; cuya obra, El cementerio marino ( 1920 ), habría de tener un poderoso influjo en América. De ahí que haya suscitado tan variadas traducciones, como aquellas reali- zadas por el poeta argentino Raúl GustavoAguirre y también por el colombiano Carlos Martín.Asimismo, la otra vía de la poesía, que pudiéramos llamar surrealista –cuyo neorromanticismo de libertad y asociaciones imaginativas también se deriva de una Francia que buscaba mostrar lo irrisorio de la razón después de dos guerras mundiales perdidas–, también habría de irradiar y ser fecunda en nuestra América. Lo confirman las obras de Octavio Paz y Nicanor Parra, naci- dos ambos en 1914 , en el crudo escenario de la Primera Guerra Mundial. Si Paz era la lucidez encarnada, exprésese en poesía o ensayo, Parra sería el reverso: el antipoema, la negación teñi- da de negrura y sarcasmo. Jorge Edwards ha contado cómo, en tiempos de Pinochet, Parra ofreció un recital en los patios de la Universidad.Allí, leyó algunos textos y anunció un “Poema cen- surado”; guardó absoluto silencio durante lo que podría resultar la hipotética lectura del mismo, y recibió el más estruendoso de los aplausos.Todos habían comprendido de lo que se trataba.Mag- nifico humor negro en el caso de Parra, cuya última publicación, Discursos de sobremesa ( 2006 ), rinde homenaje aVicente Huidobro y Juan Rulfo, a la economía del pueblo mapuche, con motivo de

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