Antología de poesía latinoamericana contemporánea

21 donde la amenaza de la muerte convierte cada minuto que pasa en un acto de costosa sobrevivencia”. Conocedora cabal del taller poético, Fina García Marruz ha recreado a Anacreonte, a Keats y a Charles Chaplin, fundiendo una conciencia de pérdida y olvido, con lo “trascendentalista” de una opción religiosa.Todo ello en el aire de Cuba, donde las alegrías sudorosas del verano, con su exultante derroche, son cortadas de repente por un soplo frío, por un golpe de invierno que conturba. No obstante, ella mantiene su fe: “Bella es toda partida”, y vuelve a indagar sobre el huésped que alguna vez tornó más luminosa y mágica las dimensiones de la pobreza, y sus seres, también como nosotros, asustados de la muerte: un sepulturero, una loca en una iglesia. En esas máscaras ella indaga por su verdadero rostro. *** “La escritura sobre la escritura sería la poesía misma”, dice el filósofo Emmanuel Levinas. En cierto sentido, lo anterior podría aplicarse a la obra de Ernesto Cardenal, un poeta-sacerdote que ha reescrito desde sus comienzos infinidad de textos. Primero fueron los cronistas de las Indias, las relaciones de los conquis- tadores que transitaban por territorios inéditos. Más tarde, los epigramas de Catulo y Marcial ( 1961 ), actualizándolos dentro del clima de la lucha antisomocista: clandestinidad política e ironía amorosa. Luego sería la Biblia, a través de sus Salmos, los cuales le permitirían ahora volver a increpar un mundo capita- lista, de negocios y armas.También encontró en los Cantares de Ezra Pound en torno a la “usura”, un modelo para componer. Luego vendría el mundo de las revistas ilustradas, la televisión, las actrices de cine y los paraísos turísticos, como en su célebre Oración por Marilyn Monroe ( 1965 ). Cardenal también centró su mirada en la poesía del mundo precolombino, de la cual extrajo

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