Antología de poesía latinoamericana contemporánea

52 La conferencia pronunciada en Harvard University (agosto, 1950 ) por Randall Jarrell, crítico americano, acaba de ser impresa. Esta conferencia, que desearíamos ver traducida al español, estudia un problema muy discutido: “La oscuridad del poeta”, o dicho de manera más exacta, la oscuridad de la poesía. Algunos piensan que ahora no se lee poesía porque ésta es difícil, mientras Jarrell pregunta si la poesía no es difícil precisamente porque no se lee. El hábito de leer poesía –dice– elimina casi todas las supuestas dificultades, y no hay oscuridad que se resista al lector atento, mientras que, por el contrario, al desatento le resultarán ininteligibles Shakespeare oWordsworth. “Gentes que han heredado la costumbre de no leer a los poetas, la justifican remitiéndose a la oscuridad de poemas que nunca han leído”... “Cuando una persona dice en tono acusatorio que no puede entender a Eliot, su tono insinúa que muchas de sus mejores horas se derrocharon junto a la chimenea entre sobados ejemplares del Agamenón , Fedra y los Libros simbólicos deWilliam Blake”, pero la verdad es que probablemente el censor de Eliot es un hipócrita que no suele tomar en sus manos otra literatura que alguna novelilla o libraco “de actualidad”. La observación es justa. El lector de Guillén y de Lorca lo es también de Lope y de Góngora. El lector corriente se limita a la prosa, y para ingresar en obras poéticas, para sentirse realmente dentro de ellas, necesita hacer un esfuerzo que pocas veces se decide a realizar. Las mayores dificultades vienen, como Jarrell señala, de la falta de entrenamiento que lleva a leer la poesía sin poner en la tarea suficiente atención y con una clase de interés que no difiere del exigido por la prosa. Ricardo Gullón

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