Entre Letras D Sample Unit

5 Lectura crítica Evaluación diagnóstica Lee el texto y responde las preguntas. Marca las opciones correctas en la tabla. Epílogo Mientras Odiseo anhelaba su hogar, su esposa, Penélope, ansiaba su regreso. A través de los años, a menudo habían llegado a Ítaca noticias acerca de la suerte de los guerreros que habían sido masacrados por los troyanos o que habían muerto en el mar, regresando de la guerra. Sin embargo, ni una palabra había llegado nunca a la isla acerca de la suerte de Odiseo. Muchas personas de la isla habían asumido que Odiseo había muerto en batalla o en un naufragio. La madre de Odiseo, desesperada por verlo nuevamente, se había arrancado la vida. El padre de Odiseo, en su pena y desesperación, se había retirado al campo y vivía lejos del mundo. Pero, para la admiración de todos, la esposa de Odiseo se mantuvo firme en la convicción de que su esposo aún estaba vivo. Cada día, mientras tejía en su telar, frecuentemente elevaba la mirada, como si esperara verlo caminar por la puerta. Penélope sentía la presencia de Odiseo con intensidad, cuando miraba a su hijo Telémaco. Al crecer, el niño se iba pareciendo cada vez más a su padre: alto y apuesto, inteligente y valiente. El niño pedía a menudo escuchar relatos acerca de Odiseo. Un millar de veces, imaginó a su padre navegar sobre el horizonte. Penélope y Telémaco no se habían enterado de que Odiseo había estado cerca de ellos la noche de la gran tormenta. Por suerte. Infortunadamente, ni la madre ni el hijo pondrían sus ojos sobre Odiseo por muchos días, meses… e incluso años por venir. OSBORNE, Mary Pope. Cuentos de la odisea. El gigante de un solo ojo . Bogotá: Norma, 2004.

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