Entre Letras E Sample Unit

Texto 28 La tarde del día en que su padre se negó a comprarle un libro, Matilda salió sola y se dirigió a la biblioteca pública de la calle mayor del pueblo. Al llegar, se presentó con la bibliotecaria, la señora Phelps. Le preguntó si podía sentarse un rato y leer un libro. La señora Phelps, algo sorprendida por la llegada de una niña tan pe- queña sin que la acompañara ninguna persona mayor, le dio la bienvenida. […] A partir de entonces, todas las tardes, en cuanto su ma- dre se iba al bingo, Matilda se dirigía a la biblioteca. El tra- yecto le llevaba solo diez minutos y le quedaban dos hermosas horas, sentada tranquilamente en un rincón acogedor, devo- rando libro tras libro. Cuando hubo leído todos los libros infantiles que había allí, comenzó a buscar alguna otra cosa. La señora Phelps, que le había observado fascinada durante las dos últimas sema- nas, se levantó de su mesa y se acercó a ella. —¿Puedo ayudarte, Matilda? —preguntó. —No sé qué leer ahora —dijo Matilda—. Ya he leído todos los libros para niños. —Querrás decir que has contemplado los dibujos, ¿no? —Sí, pero también los he leído. —La señora Phelps bajó la vista hacia Matilda desde su altura y Matilda le devolvió la mirada. […] La señora Phelps estaba estupefacta. —¿Cuántos años tienes exactamente, Matilda? —le preguntó. —Cuatro años y tres meses. La señora Phelps se sintió más estupefacta que nunca, pero tuvo la habilidad de no demostrarlo. —¿Qué clase de libro te gustaría leer ahora? —preguntó. —Me gustaría uno bueno de verdad, de los que leen las per- sonas mayores. Uno famoso. No sé ningún título. La novela 1

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