Don Quijote de la Mancha II

Miguel de Cervantes 11 no tiene dinero ni tierras suficientes para serlo. Y los caballeros no quieren que los hidalgos se comparen con ellos. Sobre sus hazañas 26 , hay diferentes opiniones. Unos dicen: «loco, pero gracioso». Otros dicen: «valiente 27 , pero desgraciado 28 ». Y así piensan distintas cosas, pero ni a vuestra merced ni a mí nos dejan un hueso sano. –Mira, Sancho –dijo don Quijote–. De todos los grandes y fa- mosos hombres se dicen mentiras. Así que, ¡oh Sancho!, de mí tam- bién pueden decirlas. –Pero es que todavía falta lo último y lo peor –dijo Sancho–. Si vuestra merced quiere saber todo sobre las mentiras que dicen, yo le traeré a alguien que las sabe todas. Anoche llegó el hijo de Bartolomé Carrasco, que viene de estudiar en Salamanca y que ya es bachiller 29 . Me dijo que ya estaba en libro la historia de vuestra merced. El título es El ingenioso 30 hidalgo don Quijote de la Mancha . Dice que hablan de mí con mi mismo nombre, Sancho Panza 31 . Y también hablan de la señora Dulcinea del Toboso, y de otras mu- chas cosas que pasamos solo nosotros y que no sé cómo pudo saber el que las escribió. –Yo te digo, Sancho –dijo don Quijote–, que el que escribió nuestra historia seguramente es algún sabio encantador 32 . –Pues será –respondió Sancho–. Si vuestra merced quiere, yo puedo traer aquí al bachiller rápidamente. –Me gustará mucho, amigo –dijo don Quijote. –Pues yo voy a por él –respondió Sancho. Y dejó allí a su señor para ir a buscar al bachiller.

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