Don Quijote de la Mancha II

Miguel de Cervantes 13 –Es verdad, señor –dijo Sansón–, y creo que ya hay más de do- ce mil libros de vuestra historia en Portugal, Barcelona y Valencia. También dicen que se está publicando en Amberes. Y a mí me pa- rece que se va a publicar en todas las lenguas y países del mundo. –Una de las cosas –dijo sobre esto don Quijote– que alegra más a un hombre bueno e importante es estar vivo, ver su historia escrita y saber que en ella se habla bien de él. –Si es por su buena fama 36 y su buen nombre –dijo el bachiller–, solo vuestra merced gana a todos los caballeros andantes. El autor tuvo cuidado de pintar muy bien la valentía de vuestra merced. –Pero dígame, señor bachiller –dijo don Quijote–. ¿De qué ha- zañas mías se habla mejor en esa historia? –En eso –respondió el bachiller– hay diferentes opiniones, co- mo hay diferentes gustos. Unos hablan de la aventura de los moli- nos 37 de viento que a vuestra merced le parecieron gigantes. Otros prefieren la de los dos ejércitos que después parecieron ser dos re- baños 38 de ovejas. Uno dice que la mejor es la de los galeotes 39 . Otro dice que ninguna es como la de la pelea con el valiente viz- caíno 40 . –Dígame, señor bachiller –dijo sobre esto Sancho–. ¿Entra ahí la aventura de los arrieros 41 , cuando nuestro buen Rocinante quiso pedir algo imposible? –El sabio no se dejó nada en el tintero 42 –respondió Sansón–. Todo lo dice y de todo toma nota. También habla de cómo saltaba el buen Sancho en la manta. –No hay historia humana en el mundo –dijo don Quijote– sin momentos buenos y malos, sobre todo las que tratan de caballerías, pues nunca pueden estar llenas solo de éxitos. –Con todo eso –respondió el bachiller–, algunos que han leído la historia dicen que su autor no debería hablar tanto de los muchos golpes que dieron al señor don Quijote en diferentes encuentros.

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