El señor de Alfoz

M.ª Luisa Rodríguez Sordo 7 es directora de cine 13 y va a hacer una nueva película. Alberto le ha hablado de Alfoz y ella quiere ir para conocer el pueblo y ver la casa. Si es el lugar que está buscando para su película, puede pagar bien... Don Alfonso no sabe qué pensar: por un lado, está el dinero. Además, le parece muy interesante ver el rodaje 14 de una película. Pero, por otro lado, ¿qué van a decir sus amigos?, ¿qué van a decir en el pueblo? El dinero... siempre el dinero. Y es que el colegio de Clara es de­ masiado caro para él. Pero su hija no debe conocer estos problemas, bastante tiene ya con saber que su madre... Por unos momentos, el recuerdo 15 de su mujer se hace muy vivo. Don Alfonso cierra los ojos. Le duele acordarse de ella, por eso no quiere pensar. Ni en su mujer, ni en sus amigos, ni en sus tierras... Sus tierras... Las tierras altas de la montaña y los campos del río, llenos de flores y árboles con frutas. Esas tierras hicieron rica a su familia, dieron siempre de comer a las gentes del pueblo, y ahora... Ahora están muertas. «¡No hay señor ya en estas tierras! –le grita una voz desde muy dentro–. El señor de Alfoz ha muerto. El tiempo lo ha matado. Ahora los señores son otros. Viven en la ciudad. Hacen negocios y solo piensan en el dinero.» El viento corre entre los árboles del jardín. La lluvia cae fuerte­ mente. Parece que el agua quiere entrar por las ventanas y las puer­ tas de la casa. Don Alfonso siente que la lluvia y el viento lo llaman. Y sale al jardín con Bruno, que lo sigue contento. Martina ve desde la ventana cómo su señorito se pierde en la tarde. * * * Horas después don Alfonso vuelve a su casa. Ya ha pasado todo. Más tranquilo y seguro de sí mismo, va hacia su mesa de trabajo y saca las cosas necesarias para escribir. Cuando termina, llama a la criada:

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