EL ORO DE LOS SUENOS

10 El oro de los sueños –Miguel, muchacho –dijo mi padrino–. El padre Bavón y yo le hemos pedido a tu madre que te deje acompañarnos a des­ cubrir nuevas tierras. Ella ha aceptado. Después de la misa del domingo, ven a mi casa. Tendrás que traer alguna ropa, zapatos, botas, sombrero, un cuchillo. Yo te daré una espada 9 y otras cosas que necesitarás. Me quedé mirándolo sin decir nada. Aunque yo había escu­ chado toda la conversación, la emoción de la sorpresa llenaba mi corazón.

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