SANTILLANA USA - El sueño de Otto

9 II C armen y Sylvie ya están en el tren. Hay mucha gente dentro y casi no pueden andar. Por fin llegan a sus sitios. Hace mucho calor. Carmen se quita la chaqueta. Sylvie abre su gran bolso y coge una botella de agua. Tiene sed. –¿Lo ves, Sylvie?, no hay duda: todos estos madrileños se van de vacaciones –le dice Carmen. Sylvie la mira y sonríe. Carmen es muy simpática. Sylvie la cono­ ció el año pasado en aquella escuela. Fue su profesora de español, ahora son buenas amigas. –Te veo muy tranquila, Carmen. ¡Qué suerte tienes! Yo no hago otra cosa que hacerme preguntas. No entiendo toda esta historia. Un año sin escribirnos, sin llamarnos por teléfono... Un año sin darnos noticias, y ahora, Otto nos escribe ese telegrama... –Es bastante raro... pero tú conoces a Otto mejor que yo. No es fácil saber qué tiene en la cabeza. No hace nunca las cosas como todos. –Sí, es un chico diferente –contesta Sylvie–. ¡Puag! Esta agua está caliente. Es imposible beberla. Luego deja la botella en el suelo y mira por la ventana sin hablar. «Pero... un año, un año –se repite la joven una y otra vez–, es mucho tiempo; demasiado tiempo...»

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