SANTILLANA USA - La ciudad de los dioses

Cuando sale el sol, los hombres han subido ya las armas y la co- mida dentro de cada barco. No podemos perder más tiempo. Cor- tés dice entonces unas palabras a los hombres: «Dios está con no- sotros, y con su ayuda vamos a tener suerte en esta gran aventura». Todos parecen alegres y seguros. El viaje puede empezar. Ya salen los barcos hacia el mar abierto, cuando oímos el ruido de muchos caballos; son Velázquez y sus guardias, que están llegan- do al puerto. Pero es tarde, demasiado tarde para él. Y allí se queda el gobernador, allí se queda Cuba, lejos, muy lejos, perdida entre el mar y el cielo. Entonces Cortés me mira y sonríe. Ahora la con­ quista es por fin nuestra. 10 La ciudad de los dioses

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