SANTILLANA USA - La ciudad de los dioses

–Y tú, Francisco. ¿Quieres venir conmigo? –Lo sabes muy bien, mi señor. ¡Es el viaje que más deseo en el mundo! Y Cortés ríe mientras vamos a nuestras habitaciones. Esa noche, por fin, sueño con un mundo diferente, nuevo para mí. 7 de noviembre de 1518 Hay problemas. Esta mañana ha venido a casa el gobernador Ve- lázquez y ha estado con Cortés, en su cuarto de trabajo, más de cinco horas. Cuando entré para llevarles la comida, mi señor paseaba de un lado a otro de la habitación, bastante nervioso. Poco después han em- pezado los gritos y he oído a Velázquez salir muy deprisa de la casa. Cortés me llama; está muy enfadado, nunca lo he visto así. «¡Ve- lázquez es un grandísimo idiota!», me dice en voz alta, mientras le pongo un vaso de vino frío sobre la mesa. Lo bebe, y luego parece ya más tranquilo. Entonces me explica qué ocurre. –¿Sabes qué quiere Velázquez? Dice que solo tengo que viajar hasta las nuevas tierras, conocer mejor sus playas y sus puertos, y volver a Cuba enseguida. ¡Sin conquistar el país azteca! ¡Se guarda la conquista para él! Ahora sabemos que ha mandado hombres a España para hablar con el Rey. Y es que Velázquez quiere ser gobernador del nuevo gran país, antes de conquistarlo. Pero Cortés tiene una idea muy dife- rente. Hay que hacer algo. A su vuelta de España, esos hombres no deben encontrarnos aquí. Y cuando dice esto, sus ojos negros tienen una luz extraña. Ha llegado el momento de la verdad. 18 de noviembre de 1518 Y así ocurre. Es todavía de noche; estamos en el puerto y la gente de la expedición llega en silencio a los barcos. Nadie hace ruido. Toda la ciudad duerme tranquila. 9 Luis M.ª Carrero Pérez

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