Solo tres segundos_Zona Libre
26 Paula Bombara De pronto, la alegría le da paso a algo parecido al alivio y sorprende a Nicolás. Avanza por la vereda de enfrente, buscando los rostros de Rodrigo, Matías, María, Carla, Claudio, Agustina, Franco, Aldana. Se pregunta cuántos de ellos seguirán siendo amigos más allá de compartir o no las aulas del colegio. Rodrigo, seguro. Tal vez Matías o Claudio. ¿Las chicas?, quizás Carla. Franco… no tiene demasiadas ganas de seguir viendo a Franco. Escucha que alguien grita su nombre. Se da vuel- ta y ve a Rodrigo. Cruza la calle a mitad de cuadra, entre los autos, para aprovechar el semáforo en rojo que intenta ordenar el caos desde la esquina. Algún conductor lo insulta. Sigue adelante con la vista clava- da en su amigo. Al acercarse, alguien, desde el costado, se le tira encima. Es Matías. – ¡¿Qué hacés, Belleza?! –Nicolás resiste el abrazo de oso. –Todo bien, ¿vos, Matu? ¡Qué hacés, Ro! –Raro, muy raro todo sin vos –dice Rodrigo al tiem- po que le da un beso. –Como que nos falta algo inútil, viste –Matías se queda mirándolo y luego comienza a reírse solo de su mal chiste–. ¡Qué bueno que viniste, Belleza! –Quería verlos. Para mí también es todo raro. –¿Y qué tal? –Bien, qué se yo… voy con Leopoldo. –¿Leopoldo? ¿El que era tu vecino de chico? –Matías disfruta de las coincidencias.
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