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Fernando Uría
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–¿Yo? ¡Candelaria!
–¿Cande... qué?
–Candelaria es el nombre más corriente en Tenerife. La Virgen
de la Candelaria
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es nuestra patrona
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.
–Me será difícil aprender una palabra tan larga. ¡Salgamos por
aquellos jardines!
Teodoro lleva a Candelaria de la mano. Intenta abrirse camino a
través de los disfraces que los envuelven con sus plumas y sus sedas.
Finalmente llegan hasta la calle del Castillo.
–¿En qué número está la oficina?
–En el 70.
La puerta del número 70 está cerrada.
–¿Lo ves? Ya te lo decía yo. ¿Y ahora qué hacemos?
–Vamos al hotel. Voy a intentar hablar con ella por teléfono.
–Tú estás loco. Tu hotel está cerca de la plaza de España, y allí se
encuentran las comparsas y se elige a la reina de la fiesta. No podrás
llegar allí en toda la noche.
–¿Qué puedo hacer?
–Ven a mi casa. Te pintaré la cara y te disfrazaré de verdad. Vivo
cerca de aquí.
–¿Y después?
–Después nos iremos a
vacilar
.
Teodoro se ríe feliz. Ya no le importa haber perdido a Marilyn ni
que piensen que es un camionero loco. Ya no le importa encontrar
se en la calle sin saber dónde dormirá esta noche.
Su brazo derecho pasa por encima del hombro de la chica.
–Me gusta ir contigo a
vacilar, Calendaria
.
–¡Ja, ja, ja! ¡Calendaria! Yo no soy un calendario
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. Mi nombre es
Can-de-la-ria.
–Can-de-la-ria.
–Eso es. ¡Muy bien!