Page 24 - Carnaval en Canarias

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Carnaval en Canarias
–Sí, claro.
–Bueno. Que dos hombres comprueben que el camión está bien
agarrado a la grúa.
–Está comprobado, señor.
–Que lo comprueben otra vez.
–Eres estupendo, Teodoro. Por cierto, ¿cuál es tu apellido?
–¿Cuál es mi apellido?
–Sí, hombre. Cuál es tu segundo «nombre», como decís vosotros.
–¿Mi segundo nombre? Lo he olvidado.
–No seas tonto. Dímelo.
–¡Borondón! ¡Ese es mi apellido! ¡Teodoro Borondón! Desde
ahora me llamaré así.
–Pues me gusta, ¿sabes? Me gusta tu nombre y me gustas tú,
Teodoro Borondón.
El payaso sube a la grúa seguido de un hombre de la
City
con
sombrero, paraguas y la cara pintada.
Teodoro Ullmann empieza a dar órdenes desde lo alto de la grúa.
–Más arriba. Más a la izquierda. ¡Despacio, despacio! ¡Ahora ha­
cia la derecha!
La grúa comienza a moverse. Enseguida levanta el camión. Aho­
ra parece que no pesa nada. Suavemente lo vuelve a dejar en el sue­
lo, al lado de la carretera.
–Tendrán que venir a buscarlo con otra grúa más grande. Pero
por lo menos ya no molesta.
Los guardias dejan pasar, lentamente y con orden, la enorme cola
de coches que esperaba para entrar en la ciudad. Hay gente que sa­
luda sacando sus pañuelos por las ventanillas.
–¡Gracias! –dicen.
–¡Hoy es la fiesta de San Borondón! –dice Teodoro, feliz desde lo
alto de la grúa.
Candelaria le da un beso.