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XI
C
andelaria
espera a Teodoro al pie de una palmera.
–No le has dado un beso... –dice ella.
–No. Pero me da pena. Y yo también me doy pena.
–¿Por qué?
–Porque no sé quién soy. Voy vestido de hombre de negocios y
he vivido como un hombre de negocios. No sé si voy disfrazado, o
si soy un hombre de negocios.
–Eres Teodoro Borondón, tú mismo lo has dicho.
–Es verdad, Candela. Soy una isla que aparece y desaparece.
Ahora la isla desaparece y se encuentra con...
–Con un payaso.
–Tú.
Ahora Teodoro se agarra con todas sus fuerzas al cuerpo cálido y
suave de Candelaria. Siente que se unen en aquel abrazo.
–¿Sabes? –dice ella–. Hay una leyenda de la isla de La Gomera
que habla de los amores de Gara y Jonay. Gara era la reina del Lugar
del Agua y Jonay venía de la Tierra del Fuego. Gara y Jonay, agua
y fuego. No podía ser. El fuego se apaga con el agua. El agua se
pierde con el fuego. Imposible su unión. Aquel amor era imposible.
Ocurrirían grandes males si seguían viéndose. El gran volcán de Te
nerife, que entonces se llamaba Echeyde, y hoy lo llamamos Teide,