Entre palabras Level 2 Unit Sampler

46 Prohibida su venta Así, constatamos que en la vigesimotercera edición del DRAE, publicada en octubre de 2014, se consideran ya de modo formal dentro de nuestro idioma términos como dron , tuit, tuitear , blog , bloguero , clicar, chatear, wifi, así como otros no siempre vinculados con la informática, como ángstrom , surf , surfista , cajonear y aviar , adjetivo que se aplica a enfermedades relacionadas con las aves y que, por sorprendente que parezca, es de muy reciente incorporación al CREA (corpus de referencia del español actual). Nuevas reglas de ortografía y gramática de la Real Academia Española Algunas de las modificaciones recientes que se han hecho a la ortografía de nuestro idioma son las siguientes: • Hasta 1999, las formas verbales que tienen un pronombre enclítico (es decir, un pronombre añadido al final) se acentuaban conforme al verbo, sin importar el enclítico. Por ejemplo, se tildaba acabóse (que es la forma verbal acabó más el pronombre se ) o déle (forma verbal dé más el pronombre le ). Ahora, los verbos que llevan pronombre enclítico se acentúan de acuerdo con las reglas generales. Así, ni acabose ni dele , por mencionar dos ejemplos, llevan tilde, pues ambas son graves terminadas en vocal. • La palabra guion se tildó forzosamente hasta 1999 ( guión ). Después, duran- te once años, fue opcional ponerle acento escrito ( guión y guion convivieron como escrituras válidas, lo cual es común en etapas de transición cuando se modifica la ortografía de una palabra). A partir de 2010, este monosílabo debe escribirse sin tilde, pues lejos de romper el diptongo, la tilde lo confirma; además, la palabra guion siempre es sustantivo, por lo que no tiene sentido pensar en una tilde diacrítica. En sintonía con este punto, y siguiendo un crite- rio de economía, dejaron de tildarse también otros monosílabos como truhan , crio y rio , entre algunos más. • Cada vez con más insistencia, las obras de los académicos de la lengua aconse- jan quitar las tildes del adverbio solo y de los pronombres demostrativos este , ese y aquel con sus femeninos y plurales. No se considera error seguir acentuando gráficamente esas palabras, sin embargo, está demostrado que hacerlo es in- necesario y que la ambigüedad en su uso se da en ejemplos forzados y es fácil de eliminar mediante otros recursos (uso de sinónimos, cambio de orden de las palabras y terminación -mente , sin abusar, entre otros). ¿Alguien confundiría las palabras sal (sustantivo) y sal (verbo)? ¿O vino (sustantivo) y vino (verbo)? ¿Hay al- gún problema en que las palabras canto (verbo) y canto (borde) se escriban igual? Y así, en el idioma tenemos numerosos casos de homonimia que no se resuel- ven mediante tildes: cuento (verbo o sustantivo), para (verbo o preposición), sobre (sustantivo o preposición), entre (verbo y preposición), como (verbo y conjunción) y muchos más. Está claro que no hay problema en ninguno de esos casos porque el contexto permite definir de manera inequívoca el significado de cada palabra. Lo mismo sucede con el adverbio solo y con los demostrativos mencionados. Quitar esas tildes, además, es parte de la simplificación ortográfica que se busca para las nuevas generaciones, aunque —como toda reforma— ha encontrado cierta resistencia de quienes no queremos despegarnos de nuestras costumbres.

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