Entre palabras Level 2 Unit Sampler

47 Prohibida su venta • Cuando el punto coincide con otros signos que también cierran periodos (pa- réntesis, rayas y comillas) se coloca siempre después. Esta prescripción tam- bién data de 1999. Años atrás, la colocación del punto dependía de dónde se iniciaba la oración y dónde se abrían las comillas y los paréntesis respectivos. • Con el término membresía sucedió recientemente algo curioso. Hasta 2005, esta palabra se escribió con la terminación -sía . En ese año, la Real Academia Española (RAE) y la Asociación de Academias de la Lengua Española (Asale) determinaron que debe ir con -cía y calificaron como errónea la escritura an- terior. Por último, en 2014, los académicos reconocieron que la forma mem- bresía está muy arraigada en el uso tradicional y le devolvieron su legitimidad, aunque quedó aceptaba también membrecía , que usan muy pocas personas. El inventario de preposiciones también ha cambiado con el paso de las décadas. Por ejemplo, la preposición cabe , que algunos aprendimos en la escuela, hoy está en des- uso, pues cabe solo se usa como forma del verbo caber , no como aquella preposición antigua que significaba junto a . En cambio, en la nómina actual de preposiciones te- nemos versus , de origen latino, pero que en nuestro tiempo se incorpora por influencia del inglés, a pesar de que en español ya teníamos los equivalentes contra y frente a . Así, de acuerdo con la RAE y la Asale, hoy la lista de preposiciones se compone de las siguientes: a , ante , bajo , con , contra , de , desde , durante , en , entre , hacia , hasta , me- diante , para , por , según , sin , so , sobre , tras , versus y vía (RAE y Asale. Nueva gramática de la lengua española , Espasa, Madrid, 2009, volumen II, p. 2228). Otros cambios son de tipo semántico. Por ejemplo, los verbos subir y bajar no tenían, en la vigésima segunda edición del Diccionario de la Real Academia Española (2001), un significado relacionado con la informática y ahora ya lo tienen. Subir ya expresa tam- bién “introducir información en una página web”, y bajar se refiere a “descargar o trans- ferir datos desde un sistema electrónico a otro”. Algo parecido ha sucedido con el verbo acceder , que antes significaba, sobre todo, “consentir, ceder, conceder, condescender o aceptar” y ahora se usa mucho más con el sentido de “tener acceso, entrar a…”, princi- palmente en el ámbito de la computación. Es decir, no solo hay nuevos vocablos, sino que los ya existentes adquieren acepciones hasta hace poco impensadas, lo que hace que el español sea cada día más amplio y más rico. No obstante, vemos también que la incorporación de palabras nuevas no es anár- quica, sino que está normada por reglas que cuidan las características propias de nuestro idioma. Podemos preguntarnos, por ejemplo, por qué no se han aceptado de manera definitiva vocablos como show , sushi , short , ballet , baguette y otras que hemos usado coloquialmente desde hace mucho más tiempo que dron , tuit y blog , por ejemplo. Y en la misma línea, observamos que se siguen rechazando otras, a pe- sar de su uso más o menos común, como accesar y aperturar , verbos que todavía se califican como barbarismos, y la palabra retroalimentar , que no es raro escuchar en diferentes ámbitos, pero que no existe en el léxico de nuestro idioma y que, por tanto, debemos evitar.

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