en la parte trasera que Rosa se negó a ocupar.
Rosa no presentó su versión de los hechos a los
jueces porque su abogado no quiso. De hecho, él
buscaba que a ella se la declarase culpable para que,
así, el caso pasase a una corte superior que tendría la
potestad de abolir los reglamentos de los autobuses.
Sus deseos se hicieron realidad cuando, a los
pocos minutos, declararon culpable a Rosa y le
pusieron una multa de catorce dólares.
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