Los líderes organizaron un sistema de autos y
camionetas privadas para ayudar. Los taxis trans-
portaban pasajeros por solo diez centavos, el mismo
precio de un pasaje en autobús. A todo lo largo del
país, la gente demostró su apoyo enviando dinero
que ayudó a pagar la gasolina y otros gastos.
Muchos blancos estaban enojados. Empezaron
a despedir a las personas de color de sus trabajos,
incluyendo a Rosa. El propietario de la barbería
donde trabajaba Raymond, a medio tiempo, ame-
nazó con que botaría a cualquier empleado que
hablase sobre el boicot. En acción de protesta,
Raymond renunció. Para apañárselas, Rosa tuvo
entonces que tomar trabajos de costurera. Aun así,
la comunidad de personas de color se mantuvo
unida y fuerte.
El 5 de diciembre de 1955 comenzó el juicio
de Rosa. Jim Blake, conductor del autobús, era el
testigo principal y dos mujeres blancas que viajaban
en el autobús ese día también rindieron declara-
ción. Mintieron al decir que había un asiento libre
78
For p omotional use only