TEACHER’S GUIDE PROGRAM INTRODUCTION
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©
Santillana
IC's
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Las tecnologías, la informática y las comunicaciones
(TIC’s), han existido desde nuestros antepasados. Por
tecnolo-
gía
entendíamos toda herramienta que se pudiese utilizar para
desarrollar el conocimiento y las destrezas del ser humano y
la sociedad. Esto es, desde un lápiz, una tiza, una pizarra, un
papel, una herramienta mecánica hasta un computador. Por
otro lado, el ser humano ha buscado, infinitamente, la mane-
ra de comunicarse y de ser escuchado. Grandes distancias se
recorrían para llevar comunicados de gran importancia de un
lugar a otro. Luego, la correspondencia facilitó esta ardua e im-
portante tarea, aunque se transportaba en caballos; más tarde
,en autos y en aviones; y, hoy en día, virtualmente.
La informática ha conseguido que los procesos de comu-
nicación sean ágiles, eficaces y eficientes. Desde los primeros
telegramas, el uso de la clave Morse y las líneas telefónicas,
hasta el conocido mundo actual de Internet, la virtualidad y
las unidades móviles de comunicación (teléfonos celulares), ha
cambiado mucho la manera como nos comunicamos, las he-
rramientas que utilizamos para desarrollar el conocimiento y
las destrezas del ser humano. Por ello, la gran responsabilidad
de saber cómo integrar estas nuevas TIC’s a nuestra sala de
clases se hace cada vez más indispensable. No se trata de utili-
zar la red, el correo electrónico o las computadoras solo para
estar a la moda. Se trata de una responsabilidad social y aca-
démica, que debe fomentar el uso adecuado de la tecnología,
con estrategias más eficaces de aprendizaje que promuevan
el desarrollo de destrezas afectivas y psicomotoras, y que, a la
vez, impartan el conocimiento.
Gillipsie, (2008) en su artículo "Meeting the Shifting Pers-
pective: The Iwoa Communication Network" indica: “Hoy día
los estudiantes tradicionales han crecido en el instantáneo
mundo de las tecnologías, donde el tiempo está basado en
cuánto toma bajar o subir información de Internet y no, en
cuánto tiempo toma viajar de un lugar a otro” (p. 3); por ello,
la necesidad de integrar las TIC’s al currículo. Las expectativas
del estudiante y de sus padres son que el primero tenga ac-
ceso a las tecnologías, a una educación dinámica, interactiva,
no tradicional, aunque las metodologías tradicionales se conti-
núen utilizando a la par con las TIC’s.
Por otro lado, Quintana (2006), en su libro
Nuevas Tecno-
logías en la Sala de Clase: Integración de las TIC e Internet
en los
cursos
indica: “Las tecnologías de la información y la comuni-
cación (TIC) han trastocado toda actividad humana, incluida la
actividad de las instituciones educativas: la forma de enseñar
y de aprender, los medios que utilizamos para ello, las infraes-
tructuras, y la estructura organizativa de los centros”, (p. 113).
Pero, ¿cómo saber qué medio es más eficaz para cada destre-
za? ¿Cuándo integrar las nuevas tecnologías electrónicas a la
sala de clases? ¿Existe acaso alguna guía que facilite al maes-
tro discriminar entre estas? O mejor aún, ¿por qué utilizar-
las? ¿Acaso no es la metodología tradicional suficientemente
eficaz? ¡Lo fue para nosotros! Sí, lo fue. Sin embargo, nuestros
jóvenes viven en una sociedad donde el uso de estas tecnolo-
gías ha agilizado la manera de comunicarse, así como de recibir
y conseguir información.
Primero, debemos tener claro qué usos se le pueden dar
a las TIC’s en el escenario educativo, según la herramienta que
se utilice:
las de creación y expresión, que permiten editar fotos,
crear y editar videos, música y sonido, editar textos para
ediciones graficas, etc.;
las de comunicación, que están ligadas al instantáneo mun-
do de Internet, que permiten enviar correos electrónicos
(
e-mail
); comunicarnos sincrónicamente (chats); discutir un
tema desde la distancia, foros de discusión; y las que permi-
ten hacer trabajos en colaboración (comunidades virtuales
de aprendizaje), a través de páginas web,
blogs
,
wikis
y las
redes sociales;
las de información, como los buscadores de la web; enci-
clopedias en línea; ediciones electrónicas de revistas edu-
cativas y de investigación, y periódicos digitalizados;
medios digitalizados, como las mediatecas con formatos
para leer libros, escuchar música, ver películas y videos de
alta calidad (profesionales) o hechos para el entreteni-
miento o el uso educativo;
y las herramientas de apoyo, como las aplicaciones de
computadoras, tutoriales, simuladores, juegos interactivos,
etc.;
En resumen, debemos recordar siempre que el objetivo
principal del proceso enseñanza-aprendizaje está centrado en
el estudiante y no, en el maestro ni en la institución educativa,
cuya responsabilidad es hacer que este proceso sea significati-
vo, pertinente e inolvidable para el estudiante.
Esther A. Rubio Negrón
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