Un día, los cazadores llegaron a casa de los
Daugherty. Caroline corrió al sótano. La única
forma de salir de allí era por la rampa para papas.
La rampa era resbalosa y estrecha. Con su falda
larga y sus enaguas, apenas cabía. Pero se apretu-
jó y pudo escalar rampa arriba. Una vez afuera,
gateó por un maizal y se escondió. Los cazadores
buscaron por todas partes, pero no la encontraron.
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