Se marcharon cuando oscureció.
Caroline estaba a salvo,
al menos por ahora. Pero
se dio cuenta de que
nunca sería com-
pletamente
libre
en Esta-
dos Unidos.
Siempre habría el
riesgo de que la captura-
ran. Debía irse a Canadá.
Claro que llegar a Canadá no
iba a ser fácil. La mayoría de los esclavos
hacían el viaje en barco, pero había demasia-
dos cazadores de esclavos buscándola. Los mue-
lles cerca de Milwaukee y Kenosha no eran seguros.
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