Presentar el poema
POESÍA EN EL AULA
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Presentar el poema
Al presentarse el poema a la clase, se puede despertar el interés en la lectura de manera
similar a la que se emplea con otros textos literarios. A continuación se desglosan algunas
estrategias útiles para presentar el poema.
n
Conversar sobre el título
del poema, pidiendo a los estudiantes que hagan predic-
ciones sobre cuál puede ser el contenido del poema.
n
Relacionar el poema con un tema de interés
para los estudiantes, con otro poema,
con algún libro con el que guarde algún vínculo o con el autor o la autora si ya han
leído otros poemas de la misma persona.
n
Mostrar un objeto
,
una foto
,
la reproducción de un cuadro
que esté relacionado
con el tema del poema.
n
Sugerir que el poema que va a leerse será una inspiración
para que ellos creen
su propio poema.
n
Usar otros recursos que hagan sentir a los estudiantes que la lectura de un
poema es algo especial
. Algunos maestros establecen un pequeño ritual como, por
ejemplo, encender una vela y poner música de fondo apropiada. El objetivo es sugerir
que la poesía es algo que disfrutamos de un modo especial, pero sin que esto la aleje,
ni la convierta en algo exclusivo y distante, puesto que lo que se busca es lo contrario;
es decir, que la poesía se convierta en algo natural, espontáneo y cotidiano.
Mostrar cómo leer
Hay muchas maneras de leer un poema en la clase. Lo importante es darles sentido a las
palabras, alimentarlas de entusiasmo, hacerlas volver a nacer en nuestra voz. Los maestros,
los bibliotecarios o los padres deben mostrar cómo leer poesía en voz alta.
Después de familiarizarse con el poema, por haberlo leído varias veces, es importante
asegurarse de que la lectura ayude a la comprensión haciendo las pausas necesarias y
utilizando el énfasis y la expresión adecuada a lo que el poema sugiere. Un error común
que debe evitarse es hacer una pausa prolongada al final de cada verso. Las pausas al leer
un poema deben reflejar la puntuación y el sentido. Al final de los versos la pausa debe
ser casi imperceptible, a menos que coincida con un punto o con un punto y coma. En
algunos casos, no existe una pausa al final de un verso cuando su sentido se completa en el
siguiente. Cuando dos versos deben leerse sin pausa alguna se dice que están encabalgados.
II.
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